El retraso en la transposición de la mencionada Directiva Europea 2010/31/UE, ha favorecido la aparición de debates en torno a los sistemas de comunicación que utilizan los repartidores de costes para difundir la información. El debate se ha creado entre aquellos que prefieren un sistema ‘libre o abierto’ frente a ‘cerrado y cautivo’.
Detrás de los autodenominados ‘libres o abiertos’ está el Wireless Mbus, que con la marca OMS (Opening Metering System), pretende ser un estándar de comunicación, cuyo principal beneficio sería facilitar el cambio de empresa gestora sin sustituir los dispositivos, que tienen una vida útil de 10 años. Esta es la principal defensa de los consumidores, pero en la práctica el OMS está aún muy lejos de ser un estándar de comunicación, puesto que dentro del mismo OMS coexisten 5 variantes con diferentes sub-divisiones, que no siempre permiten su compatibilidad. Además los dispositivos de medición emiten en una trama de comunicación determinada que debe ser facilitada por los fabricantes por lo que se hace inviable el cambio de empresa sin contar con la colaboración de la empresa con la que se rescinde el contrato.
Esta tecnología realmente protege a los usuarios ya que todo el procedimiento, desde la instalación hasta la determinación del reparto, se realiza con el mayor rigor, disponiendo del factor de corrección K de todos los radiadores del mercado, auditando todas las instalaciones, disponiendo de un sistema de comunicación que permita recoger el 100% de los equipos y facilitando a los usuarios mediante un acceso Web sus datos de consumo, con la mayor frecuencia posible (diaria o semanal).
Volviendo a los sistemas de comunicación, la mayoría de los autodenominados ‘libres o abiertos’, emplean por lo general un método de recogida de datos tradicional, mediante un equipo portátil que se desplaza al edificio cada vez que se vaya a repartir los consumos (Walk-Bye). El sistema más moderno y fiable (frente a manipulaciones o averías en los dispositivos) es sistema de red fija conectada a una centralita GPRS que traslada los datos automáticamente, y con una frecuencia de lectura diaria o semanal a la plataforma de gestión de recibos.
El procesamiento de los datos de consumo de una comunidad de vecinos supone manejar una gran cantidad de datos para gestionar una de las mayores partidas presupuestarias de las comunidades, lo que exige una gran responsabilidad y profesionalidad por parte del gestor. Es importante poder elegir, apoyarse y confiar plenamente en la empresa que los gestione, pero es necesario que esas empresas empleen lo último en tecnología con la máxima eficiencia y seguridad, que estén certificadas y homologadas por los organismos oficiales y competentes en la materia cumpliendo como mínimo con los estándares europeos, porque hasta que existan realmente sistemas de comunicación ‘abiertos o libres’ lo que debe primar es la fiabilidad de quien gestiona nuestro dinero frente a aquellos que tratan de trasladar un temor infundado a sus posibles clientes.